jueves, 22 de julio de 2010

Imágenes de Nueva York

Qué puedo decir que no haya sido contado, fotografiado o filmado ya. Cada esquina, cada calle, cada casa nos traen a la mente la imagen de alguna novela, alguna fotografía o alguna película. Y es que Nueva York, sinceramente, se lo merece. Cuando solo habían pasado dos días ya sabía que tenía que volver. También me habían advertido, "la primera vez no te va a dar tiempo a ver todo", pero nunca imaginé que volvería a casa con tal popurrí de imágenes en la cabeza que necesitan urgentemente ser clasificadas. Hasta el momento no he sabido cómo hacerlo, así que os dejo todas esas impresiones desordenadas.

Viewing the Brooklyn Bridge

Naturalmente llevaba una lista de cosas que quería ver, bueno... comer, así que nos pusimos a patear la ciudad devorando todo lo que se nos ponía en el camino.

Diner

Como un clásico de las calles de Nueva York: el perrito caliente. El destino era Gray's Papaya (ver mapa), donde por el modesto precio "especial por recesión" de 4,50 dólares puedes devorar dos perritos calientes con salchichas "franks" (de ternera), con chucrut y salsa de tomate, bebida incluida, zumo de papaya por ejemplo, ¿qué más se puede pedir?

Gray's Papaya

En Chinatown el rumbo eran primero los grandes almacenes chinos Pearl River Mart (ver mapa). Puede que dos calles más abajo se encuentren los mismos productos por menos precio, no lo sé, pero si buscáis algo original y bien presentado, este es el sitio. Además tiene una sección de cacharros de cocina muy tentadora.

Pearl River Mart

El lugar para el aperitivo ya estaba fijado también desde antes del viaje, Teariffic (ver mapa), un garito con unas raciones "exóticas" muy, muy ricas. Juzguen ustedes mismos.

Gyoza y brochetas de pollo y de pollo.

NYC

Bolas fritas de arroz glutinoso rellenas de sésamo negro.

Fried Black Sesame Sticky Rice Dumplings

Para beber, té de burbujas (bubble tea) que nada tienen que ver con las burbujas gaseosas sino que son bolitas de textura gelatinosa que se beben a través de una pajita de enorme diámetro. A quien le gusten las cosas "con tropezones" estará encantado.

Buble Tea

Para los fans de los helados, a la vuelta de la esquina está la Chinatown Ice Cream Factory (ver mapa), con helados de sabores exóticos, como sésamo negro, pasta anko de alubia roja o nuestro amigo el durián, entre otros.

China Town

Llevaba tiempo recogiendo ideas para la ruta gastronómica que quería hacer, una de ellas era probar un sándwich de pastrami, y no cualquier sándwich de pastrami, sino el que hacen en el Carnegie Deli (ver mapa). En una palabra: monstruoso. O si no, cómo se puede calificar un sándwich que es capaz de saciar a dos adultos (de buen comer, creedme ;-) durante dos días. Solo puedo confirmar lo que ya había leído aquí.

Pastrami Sandwich

Y si fuera poco, lo acompañamos con su también famosa, e igualmente monstruosa, tarta de queso. En este caso, la porción individual la tuvimos que repartir entre tres días.

Life is short. Eat cheese cake.

Más sándwiches en Luke's Lobster (ver mapa), de bogavante, digamos que el perrito caliente de los que nos hospedábamos en el Upper East Side ;-)

Luke's Lobster
Lobster Roll

Las únicas compras que hice fueron en Zabar's (ver mapa) un establecimiento con una extensa oferta de productos delicatesen, bar de snacks y una planta superior dedicada a aparatos y utensilios de cocina para perderse, literalmente, nada de presentaciones de diseño aquí, sino más bien diseño tipo ferretería de las de toda la vida, ¿sabéis a lo que me refiero?

Zabar's

Entre otras impresiones que nos trajimos fueron la cordialidad de la gente, parece que para los neoyorquinos cualquier excusa es buena para entablar una conversación, y el calor, mucho calor. Probablemente el único fallo del viaje fue el de ir en verano... menos mal que nos quedaban Los Hamptons (si no lo digo, me muero). Fueron dos semanas de calor criminal que hubo que combatir a golpe de café helado y abanico (y no cualquier abanico).

Hot, hot, hot

Seguro que me he dejado algo. Así y todo, si os han quedado ganas de más, aquí tenéis otras impresiones del viaje. Y más recomendaciones de lectores en este post.

sábado, 10 de julio de 2010

Montréal, je me souviens

Esta vez voy a empezar la crónica de viaje en sentido inverso. En el avance de las vacaciones no desvelé que el viaje culminaría en una cocina algo más al norte, a los pies del Mont-Royal, donde durante tres días se celebró la cumbre transoceánica intercocinas entre esta modesta cocina y la, nada más y nada menos que, distinguida cocina montrealesa de Dña. Arantza.

MontrealMontreal

La cumbre transcurrió pacíficamente y los asistentes fuimos agasajados por nuestra estupenda anfitriona con las más delicadas especialidades de su cocina: desayunos de pancakes y sirope de arce, cupcakes variados al mejor estilo estuardesco, cenas de pizza casera y festines de bogavante.

Arantza's Delicious Cupcakes

Durante tres intensos días de charlas y paseos admiramos calles, gentes, casas y patios traseros de la vile. En el barrio judío teníamos una cita con los mejores bagels de Montreal, los que se hornean en la boulangerie St-Viateur. Un paraíso de bagels, con bagels dulces y salados, con semillas de amapola, de sésamo, con cebolla, pasas, especias, canela...

St. Viateur - BagelsSt. Viateur - Bagels

Paseamos por el barrio latino, donde además tuvimos la oportunidad de conocer personalmente a Edith, una simpatiquísima lectora del otro lado del Atlántico.

Montreal Parking

Y de barrio en barrio llegamos al barrio chino para degustar una suculenta sopa de tallarines ramen y dedicar tiempo al window shopping.

Window Shopping

De visita por otros rincones del mundo es imposible evitar las comparaciones y al respecto pude constatar algunas similitudes entre nuestras dos ciudades, por ejemplo, en el estilo del "mobiliario urbano". Sin embargo, y al contrario de lo que pueda pensarse, algunas costumbres montrealesas sorprendieron realmente a la representación berlinesa, como la forma que tienen los habitantes de Montreal de hacer cola para esperar al autobús, casi con religiosidad británica.

Montréal - Berlin
"Mobiliario urbano", izda. Montreal, dcha. Berlín

Queueing
Esperando el autobús

Como no podía ser de otra manera, uno de los momentos más destacados de la cumbre intercocinas fue la cata conjunta de un producto todavía desconocido para ambas partes, que sirvió como sello en la firma del acuerdo para las fructíferas relaciones futuras, de ahí que el producto elegido fuera una fruta: el durián.

Durian

Una fruta no solo dura de pelar como se puede apreciar en las fotos (aunque la cáscara es más blanda de lo que parece), sino dura de comer, y no precisamente por su consistencia. Este fruto, al parecer emparentado con la familia del hibiscos, ha sabido encontrar un camuflaje perfecto para ocultar su delicado sabor. Además de tener un aspecto poco atractivo, ¡huele a demonios! (y cuando digo demonios, quiero decir demonios, al parecer en algunos países de Asia está prohibido en los transportes públicos). Es difícil explicar con palabras el olor de algo, ya que la percepción puede ser bastante personal, pero creo que en su momento todos coincidimos en que podría compararse al olor del agua de desagüe o de una alcantarilla estancada durante varios días, o de esas bombas fétidas con las que a veces juegan los críos. Al lado del durián, el olor de los huevos centenarios es agua de rosas. Intentando ser objetiva y eliminando la parte olfativa, el durián sabe bien. Su textura es cremosa, casi como unas natillas o un pudding de vainilla, pero es ¡tan difícil neutralizar ese aroma y concentrarse en el sabor mientras masticas, y mientras el olor sale y penetra por las fosas nasales!, al menos para nuestros paladares occidentales no acostumbrados. Probablemente por eso las facultades zen meditativas de monsieur M. le permitieron zamparse un gajo entero cuando el resto ya habíamos desistido en el intento.

Durian

Como de muchas otras frutas, del durián se dice que tiene propiedades afrodisíacas. Nosotros descubrimos también otros efectos secundarios, como que repite, y no solo en sabor. En fin, una experiencia que definitivamente une ;-)

Tampoco faltaron algunas especialidades quebequesas como el pâté chinois o la poutine (tenías razón Arantza, la poutine no es nada fotogénica) y otras cosas más sexys.

Eating Québec
Sexy Things
Como podéis comprobar, ¡las camisetas de Arantza existen!

Y si os ha entrado la curiosidad, más fotos de Montreal y alrededores aquí.
En próximas entregas: New York, New York!