domingo, 19 de mayo de 2013

CSI: Caso #3 - La receta perpetrada

¡Tercer caso —cómo no— resuelto!
En esta ocasión no hizo falta más que presentar la escena del crimen a nuestro eminente equipo de investigación especializado en casos de crímenes culinarios (CSI) para que supieran ipso facto cuál había sido la receta perpetrada: pesto.

Sin embargo, una de las víctimas era más difícil de identificar, normal teniendo en cuenta que la víctima en cuestión suele frecuentar menos las cocinas de otros puntos del continente. Se trata del ajo de oso, alias Bärlauch (pronúnciese /berlauj/), una hierba comestible que puede recolectarse en los bosques del centro de Europa durante la primavera y que, como su nombre indica, recuerda al sabor del ajo. No debe confundirse con el muguet, de apariencia similar, porque entonces íbamos a tener crimen doble, el de la víctima y el del asesino.


Víctimas
100 g de ajo de oso o en su defecto albahaca, canónigos, oruga... *
40 g de nueces peladas
2 dientes de ajo
150-175 ml de aceite de oliva
100 g de queso parmesano rallado
sal y pimienta

Modus operandi
Todo indica que las hojas de ajo de oso fueron primero torturadas sumergiéndolas en abundante agua hasta que no quedaron restos de otras sustancias. Después se descuartizaron con un cuchillo muy afilado, al igual que los dientes de ajo. Todas las víctimas menos el aceite de oliva y el parmesano fueron introducidas en una picadora eléctrica donde se trituraron hasta obtener una pasta a la que se le fue añadiendo el aceite de oliva poco a poco. Fuera de la trituradora se incorporó el queso parmesano rallado.


*Naturalmente la víctima principal de este crimen podría haber sido cualquier otra hierba comestible. Mi vecina centroeuropea, quien responde al alias "la marmota", tiene larga experiencia en crímenes con esta víctima concreta.

8 comentarios:

  1. Becket & Castle pensamos en el ajo de oso, pero dejamos escapar la pista. Sin perdón... En cualquier caso, muy interesante el caso, y habrá que recordar para el futuro que el muguet tiene instintos asesinos. ¡Gracias!

    ResponderEliminar
  2. Desde luego el relato de este crimen pone los pelos como escarpias, cuánto ensañamiento y alevosía... aunque claro, al final uno se pone en la piel del asesino y llega a la conclusión de que cabría aplicar alguna atenuante o incluso la inimputabilidad total del sujeto.

    Suerte que no hay víctimas tan fáciles por estas tierras o mucho me temo que los índices de criminalidad se iban a poner por las nubes...

    Un besazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, eso me pareció reconstruyendo los hechos, que el asesino había sacado todo lo que lleva dentro. ¿Tendrá la nueva serie de televisión Hannibal algo que ver con tanta "inspiración"?

      Eliminar
  3. jejejejejejejejeje Qué pencas que estábamos el otro día! jajajajajaja
    Con el ajo de oso hay que tener cuidado, según he leído, porque se confunde con varias hierbas, como tú dices, venenosas y peligrosas.
    Besitos reina!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jo, pues precisamente tenía en casa unos ramilletes de muguet que me habían regalado. Las flores son un poco diferentes pero sin comparación al lado, difíciles de distinguir.
      Qué va, pero si solucionasteis el caso en un abrir y cerrar de ojos!

      Eliminar
  4. Hercules Poirot se hace mayor. No sólo que no tenga ni idea de por dónde coger un caso como este, sino que llega tarde a la escena del crimen. ¡Ha llegado cuando ya estaba resuelto! Pero aún hay más: en su vida había oído hablar del ajo de oso. ¡Ay, cómo se estropean los cuerpos y las mentes privilegiadas!
    Monsieur Poirot espera llegar a tiempo para el próximo crimen que se perprete, y así poder lavar su honor mancillado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Monsieur Hercules, es que los otros investigadores llegaron tan rápido a la escena del crimen que el caso estaba resuelto en un pispás. Estoy segura de que esta víctima se encuentra también por su zona.
      Prometo que el siguiente será más difícil, juas, juas...

      Eliminar