sábado, 19 de julio de 2008

Cerrado por descanso

Pues sí, me voy un par de semanas a descansar, a tirarme a la bartola, a rascarme la barriga y a practicar eso del aburrimiento todo lo que pueda, que hoy en día no es tarea fácil.

Me voy sin los deberes hechos... ¡ay ay ay! Pero con la idea de tenerlos ¿para septiembre? (sé que la profesora lo entenderá -sonrisa de no haber roto un plato-). Pero que sepa usted que no se me ha olvidado. Como tampoco se me han olvidado dos estupendos premios que hace tiempo me dieron. Uno de ellos vino de Cris, que nos deleita con un blog sobre los pequeños grandes placeres de la vida y muchas fotos sugerentes: Crazy Tea Party. El otro es de Paco y llega desde el blog Salvia, La flor del calabacín, un blog con una gran cantidad, y calidad, de recetas para aprender aún más a disfrutar cocinando. ¡MUCHAS GRACIAS!

Para ellos, y para todos los que gastáis (o malgastáis) parte de vuestro tiempo pasándoos por estas páginas, aquí os dejo un regalito hasta mi vuelta, una receta muy fácil de trufas de chocolate. La caja de trufas, si aguanta el viaje, es para alguien muy especial que cumplirá años el día que salga publicada esta entrada. ¡Felicidades mamá!

Trufas de chocolate

Chocolate Truffles

Ingredientes - Receta básica para trufas blancas (aprox. 12 unidades)

225 g chocolate blanco - 25 g mantequilla - 75 g nata - 100 g cobertura de chocolate blanco

Elaboración

Calentar removiendo bien la mantequilla y la nata y dejar que hierva durante 1 minuto. Retirar del fuego e incorporar el chocolate blanco en trozos. Deshacer sin dejar de remover. Si se desea, pueden añadirse aquí unas gotas de licor. Cuando tengamos una crema homogénea, dejamos que enfríe, un par de horas, entonces formamos bolas. Con el chocolate blanco la crema queda bastante blanda, así que con dos cucharillas les damos la forma aproximada. No importa si no quedan bolas perfectas porque después las podemos introducir en el congelador y después de una hora podemos darle la forma de bola con las manos. Entonces calentamos la cobertura de chocolate al baño maría, dejamos que temple y vamos bañando las bolas y poniéndolas sobre un papel antiadherente y las dejamos que sequen bien. La decoración final es ya al gusto de cada uno, con trozos de pistacho, almendras, chips de chocolate, o hilos de chocolates de otro color. En la nevera aguantan muy bien hasta una semana... aunque no suelen llegar!

Para hacer trufas con relleno de chocolate con leche o negro, ponemos un poco más de nata en la mezcla ya que si no quedan demasiado duras.

Receta para imprimir

Chocolate Truffles

viernes, 11 de julio de 2008

¡Tan lejos, tan cerca!

La mayoría de las veces estamos más ocupados en buscar lo que nos diferencia de los demás en lugar de concentrarnos en lo que nos une. Por ejemplo, creo sinceramente que los chinos y nosotros nos parecemos mucho más de lo que imaginamos. Hace poco aprendí que en chino, cuando saludas a alguien, puedes utilizar la pregunta literal "¿Has comido ya?" con el significado de "¿Qué tal?". Si has comido ya, entonces puedo suponer que te encuentras a gusto y bien. En España, cuando saludamos a alguien, dependiendo del momento del día diremos ¡Buenos días! o ¡Buenas tardes! pero... ¿en qué nos basamos para elegir una u otra opción? ¿A qué hora cambiamos el buenos días por el buenas tardes? ¿A las 12 del mediodía, a la 1, a las 2? ¿O más bien dependiendo de si hemos comido o no? De ahí que a veces se den situaciones en las que como respuesta a un buenas tardes, mi interlocutor contesta con un buenos días y entonces se suele comentar en tono de broma ¡vaya! ¿es que no ha comido usted todavía?

Este tipo de modismos en el lenguaje nos dan una información valiosísima a la hora de comprender mejor al otro, ya que reflejan los intereses, gustos o preocupaciones de un pueblo. Está claro que los chinos tienen el mismo interés, preocupación y fascinación por la comida que nosotros.

Cuanto más leo sobre la cocina china, más me fascina. En la preparación de los platos están presentes el concepto del yin y el yang (alimentos oscuros/claros, suaves/duros, húmedos/secos y fríos/cálidos); las cuatro energías (caliente, templado, frío y fresco); los cinco elementos trasladados a los cinco sabores (picante, amargo, agrio, dulce y salado), y todo ello combinado en una compleja interrelación que garantice la armonía, tan importante en las culturas orientales. De ahí que la separación en salados, para los primeros platos, y dulces, para los postres, según la entendemos en Occidente, se interprete de manera diferente en la cocina china.

Ojeando un libro de cocina china me saltó a la vista esta receta. El relleno original es pasta anko (hóngdòushā o pasta de judías dulces azuki), muy utilizada también en Japón. Como no tenía lo he hecho con alubias rojas endulzadas. Me ha encantado la textura cremosa, y dulzona de por sí, de la alubia roja para rellenos de postres y platos dulces.

Crepes dulces de alubia roja

Red Bean Pancakes

Ingredientes
(para 4 crepes)

1 huevo - 250 ml agua - 75 g harina - 3 cucharadas maicena - 2 cucharadas aceite vegetal - 1 lata (175 g) de alubias rojas cocidas - 2 cucharadas de azúcar - 1 cucharada miel

Preparación

Lavar las alubias ya cocidas y escurrirlas bien. Poner en una cazuela a fuego lento con el azúcar, la miel y un poco de agua, lo justo hasta que las cubra. Cocer a fuego lento unos 10 minutos. Antes de retirarlas del fuego, aplastarlas con un tenedor hasta obtener la textura que queramos. Esto ya a gusto personal, yo dejé más o menos la mitad de las alubias enteras, pero si se quiere una crema más fina se puede triturar completamente hasta obtener un puré. Retirar del fuego y dejar colando para que la pasta suelte el líquido sobrante.

Batir el huevo en el agua y añadir poco a poco la harina, la maicena y dos cucharadas de aceite vegetal. La mezcla es mucho más líquida que la de los crepes tradicionales. Dejar reposar 10 minutos. Mientras tanto poner una sartén a calentar a fuego medio. Cuando esté caliente poner unas gotas de aceite y echar un cuarto de la mezcla anterior. Mover la sartén cuidadosamente para que la mezcla quede bien repartida y dejar a fuego medio unos 30 segundos. Poner en el centro una cucharada de la crema de alubias y repartir a lo largo. Doblar cuidadosamente los lados de la tortita y presionar suavemente para que la pasta se reparta bien. Dar la vuelta y dejar que se dore por el otro lado. Sacar y colocar sobre una tabla de cortar. Cuando tengamos todas las tortitas, las cortamos en trozos pequeños y las servimos espolvoreadas con un poco de azúcar glasé.

Receta para imprimir

Red Bean Pancakes

martes, 8 de julio de 2008

Baviera La Exótica

De los 16 estados federados alemanes (17 si contamos Mallorca*), Baviera es el de mayor superficie. Algo que no podemos dejar de hacer si visitamos Baviera es tomarnos el típico almuerzo bávaro, especialmente si estamos en Múnich. El almuerzo se compone de salchichas Weißwurst (léase algo así como vaisvurst) con mostaza dulce (süsser Senf), Brezel y una buena cerveza bávara de trigo o Weißbier. La Weißwurst se toma cocida (nunca asada), sin la tripa exterior y, por tradición, nunca pasadas las 12 del mediodía, aunque ya se sabe que a los turistas se les perdona cualquier cosa. Os dejo en este vídeo una introducción muy divertida a la ciencia sobre cómo comer una salchicha blanca bávara.

Bavarian Weißwurst

Si hay una región alemana que ha sabido exportar su imagen al exterior, ésta es Baviera. Casi me atrevería a decir que la imagen de Alemania en el extranjero ES la imagen de Baviera. Si para mí, que siempre he vivido en el (nord)este de Alemania, Baviera es exótica, para los alemanes originarios de esta región, Baviera es otra galaxia. Mirado de esta manera, el entorno en el que yo crecí tiene más similitudes con la región bávara que el nordeste de Alemania en el que vivo actualmente: paisaje verde y montañoso, frente a gris y llano; tradición católica frente a protestante, por poner un par de ejemplos. Y es que en el país germano, las doctrinas protestante y católica se reparten el pastel casi a partes iguales. Grosso modo, el sur y el suroeste son zonas predominantemente católicas, el norte y el este del país, protestantes.

Hay una pequeña gran película ambientada en una Baviera rural: Decisiones de ultratumba (título original Wer früher stirbt ist länger tot, traducción literal sería "Quien muere antes lleva más tiempo muerto"), del director bávaro Marcus H. Rosenmüller en la que lo bávaro predomina sobre lo alemán. Para entender esta historia cuyo idioma de rodaje es el bávaro, la mayoría de germanoparlantes o aquéllos que hemos aprendido el alemán como lengua extranjera (y vivido fuera del ámbito en el que se habla el bávaro), necesitamos subtítulos en alemán estándar. Y es que la historia, que tiene lugar en un pueblo de Alta Baviera, no sería creíble en otro idioma. Pero hay otro aspecto mucho más importante a tener en cuenta al ver esta película y es, el conocimiento de la doctrina católica. Para alguien que no ha crecido en un entorno de tradición católica es difícil entender ese pilar sobre el que se basa la misma como es el sentimiento de culpa, o la expiación de la misma, o la finalidad del purgatorio. Y es aquí donde está el exotismo de lo bávaro para un alemán no bávaro de tradición protestante. La película trata ese sentimiento de culpa con el que nos etiquetan al nacer si el azar quiere que vengamos al mundo en una cultura de tradición católica, como le ocurre a Sebastian, el protagonista de nuestra historia, quien a los 11 años descubre que su madre no murió en un accidente como le habían contado sino durante el parto, es entonces cuando se apodera de él un gran sentimiento de culpa. A partir de aquí la vida de Sebastian se centrará en los intentos de expiar sus pecados, considerables ya a su corta edad, y evitar así acabar en el purgatorio. Lo cómico está en que cuanto más lo intenta, más peca, he aquí la ilógica de la teoría.

***

- Confieso Padre que he pecado... he tomado estas fantásticas salchichas blancas pasadas las 12 del mediodía! Upsss... pero es que están tan ricas...

Bavarian Weißwurst

* ¡Que me perdonen los mallorquines! Ésta es la denominación irónica que muchas veces le da la prensa al destino turístico favorito de los alemanes.

viernes, 4 de julio de 2008

Mi olla romana

¿Habéis entrado alguna vez en una librería y salido con una olla?
A mí me ha pasado ayer:

Römertopf

Deambulaba yo por un nuevo supercentro comercial cuando descubrí una librería de esas con libros de colorines, tapa dura y muy reducidos de precio. Como siempre, me fui directamente a los libros de cocina, donde ayer tenían además electrodomésticos rebajados de precio y ollas y, entre ellas, una Römertopf a la mitad de precio. ¡Con las ganas que tenía yo de una! Para quien no la conozca es una olla de barro para hacer asados y guisos en el horno. El nombre, que aunque traducido sería "olla romana", es el nombre registrado de la casa que las fabrica. Las más clásicas tienen unos adornos muy bonitos, la mía, supongo que al estar de oferta, es más bien minimalista, si es que se puede definir una cazuela de barro como "minimalista". Toda buena ama de casa en Alemania tiene una para los asados de los domingos y, especialmente, Navidad. Algo que para nosotros puede resultar tradicional, como es cocinar en recipientes de barro, tiene en Alemania una historia más reciente, concretamente el año 1967, cuando un fabricante alemán de cerámica comercializó esta cacerola tras un viaje a Italia donde reconoció el nicho de mercado que había en el país germano. Fue todo un éxito.

Como tenía que estrenarla (y empezar a practicar eso de la buena ama de casa), ayer, ignorando *la calor que hacía, me puse a hacer un guiso en el horno. Lo especial de estas cazuelas es que los alimentos se cuecen en su propio jugo, sin necesidad de grasas añadidas ni de añadir más líquidos. Antes de usarla se mete la olla en agua durante 10 minutos para que se "empape" y durante la cocción la olla utilizará este agua. Es difícil que se queme o que la comida se seque o se pegue, ideal para principiantes. Según el librito que venía con la olla también se pueden hacer postres y hasta panes, a ver, a ver...

Römertopf

Para empezar algo sencillo, en la misma página de la marca hay un montón de recetas (en alemán, inglés y francés). La elección fue rápida, et voilà... una sencilla carne à la turca.

Olla de carne picada con yogur
Ingredientes
600 g de carne picada de ternera o cordero - 2 cebollas - 2 tomates - 2 patatas medianas - 2 cucharadas de perejil fresco picado - 2 dientes de ajo - 1 cucharilla de piñones - 2 huevos - 200 g de yogur natural cremoso - aceite de oliva - comino, sal y pimienta

Preparación
Calentar un poco de aceite en una sartén y sofreír la carne y la cebolla picadas. Salpimentar y añadir los piñones. Echar el sofrito en la olla de barro que previamente hemos tenido unos 10 minutos en agua. Esparcir por encima el perejil picado, los tomates cortados en dados y el ajo picado. Pelar las patatas, rallarlas en grueso y añadirlas a la olla. Batir bien el yogur con los huevos y el comino, salpimentar a gusto y cubrir el resto de ingredientes con esta mezcla. Introducir en el horno frío (muy importante para que no se rompa la olla) y dejar 45 minutos a 220ºC.

martes, 1 de julio de 2008

Deliciosa Martha

Hoy quería hablar de una película "con toque culinario" (que ya había mencionado hace tiempo en mi lista de pelis favoritas). La primera vez que vi Deliciosa Martha (título original Bella Martha; Mostly Martha en su versión inglesa), una película alemana del año 2001 dirigida por Sandra Nettelbeck, me recordó a un tipo de cine alemán, normalmente hecho para televisión, que suelen poner en la "primera" de aquí, la cadena pública ARD. Películas con un tema recurrente: chica alemana responsable y seria, galán mediterráneo (por regla general italiano) caótico y espontáneo, final romántico en un paisaje de ensueño en la Toscana.

Sin embargo, aunque en Deliciosa Martha podemos reconocer algunos de los estereotipos clásicos que existen en Alemania sobre el carácter mediterráneo (caóticos, impuntuales, abiertos), y también muchos de los que los alemanes tienen sobre ellos mismos (fríos, cerrados, ordenados) creo que la película no se sirve de ellos para crear personajes, y los caracteres aparecen al final como individuos bastante más complejos que eso y excelentemente interpretados por Martina Gedeck, en el papel de Martha (conocida quizás más por La vida de los otros) y un encantador Sergio Castellitto.

La semana pasada volví a verla y, cómo son estas cosas, en esta ocasión me gustó mucho más que la primera vez. Especialmente la banda sonora de la película, que reúne unos temas muy bien escogidos para cada escena, así como para acompañar los platos y los humores de cada momento.

Existe un remake hollywoodiense (Sin Reservas, Scott Hicks, USA 2007) sobre el cual poco puedo decir porque no lo he visto, sin embargo, comparando los avances pueden percibirse ya las diferentes estéticas culturales (ésta es otra de mis aficiones ocultas), ambientes, colores, etc. Busquen y comparen ustedes mismos:


Sea cual sea la elección, imprescindible prepararse una suculenta cena para sentarse ante la pantalla, como una pizza a velocidad de freesby o un plato rápido de pasta. Y para ir entrando en ambiente os dejo uno de los grandes temas de Deliciosa Martha:


Paolo Conte - Via Con Me

Pasta con sardinas y anchoas (de lata)

200 g de pasta
1 lata de sardinas
1 lata de anchoas
1 cebolla
1 cucharada de piñones
1 cucharada de higos secos (o pasas)
aceite de oliva
eneldo y azafrán
vino blanco seco

Sofreír la cebolla picada en una sartén con una gota de aceite hasta que tome color. Cortar las anchoas en trozos pequeños y añadirlas a la cebolla junto con los piñones y los higos picados. En vez de higos también puede darse el toque de dulzor con unas pasas. Rociar con un poco de vino blanco, en el que previamente hemos disuelto unas hebras de azafrán, y dejar que se evapore. Retirar del fuego.
Cocer la pasta "al dente". Servirla con el sofrito preparado antes y acompañar con unas sardinas. Espolvorear un poco de eneldo por encima y sazonar si fuera necesario (normalmente las anchoas aportan la sal suficiente). Guten Appetit!

Pasta with anchovies