Se dice de los berlineses que son directos, rudos, poco diplomáticos y hasta groseros. De hecho, en los primeros contactos con algún ejemplar nativo, el foráneo recién llegado no tarda en percibir alguna de estas aptitudes, ya sea con el conductor de autobús que nos da el billete refunfuñando no se sabe bien qué o con el viandante que se cruza en nuestro camino mientras masculla para sus adentros "¡a ver si miramos por donde vamos!". De igual forma tiene el berlinés fama de ser agudo y franco en sus respuetas y de tener un humor tosco, no siempre al gusto de todos, que fácilmente se malinterpreta. Todo ello expresado en un dialecto, el berlinés, que añade la nota "proletaria" al temido carácter de los habitantes de la capital y conocido en el resto de Alemania como la Berliner Schnauze (el hocico, más bien, el morro o la jeta berlinesa).
Sin embargo, si tenemos la oportunidad de conocer un poco mejor al berlinés, detrás de esta forma de expresión que a primera vista puede parecernos áspera y ordinaria, encontraremos a gentes cordiales y sencillas, con un sentido del humor que puede llegar al refinamiento, y descubriremos que detrás de ese carácter de aspecto tosco no se esconde ninguna mala intención. Es simplemente su forma de expresarse.
Creo volver a descubrir esa expresión del carácter berlinés en su cocina. En Det kleene Zille-Kochbuch, un libro con recetas de cocina berlinesa y de la región que me acaban de regalar (¡fantástico regalo!), que además incluye ilustraciones del artista berlinés Heinrich Zille, quien dejó reflejado en su obra el Berlín más proletario de principios del siglo XX, nos encontramos con una cocina sencilla y ruda, a primera vista, como sus gentes. Nada tan berlinés, a excepción de este plato ya mencionado en otra ocasión, como unas Buletten mit Kartoffelsalat (o albóndigas con ensaladilla rusa).
Los hugonotes trajeron a la capital el refinado término francés boulette, que la jerga popular con su Berliner Schnauze convirtió en Bulette. La ensalada de patatas tiene probablemente sus primeros orígenes en Rusia (su nombre en castellano lo deja patente: ensaladilla rusa) y está claro que es uno de los platos más internacionales que hay, como ya discutíamos hace poco desde el otro lado del Atlántico. Hoy, y para estrenar el libro, las dos primeras recetas:
Para la ensalada de patatas: 1 kg de patatas - unos 5 pepinillos (si son del Spreewald mejor ;-) - 1 cebolla - 3 cucharadas de aceite de girasol - 5 cuchradas de vinagre de vino - sal y pimienta - una pizca de azúcar - 1 cucharada perejil fresco picado - 1 cucharada de eneldo fresco picado - 125 g panceta ahumada
Hacer una ensaladilla con las patatas cocidas, los pepinillos cortados en rodajas finas y la cebolla muy picada. Para el aliño mezclar el aceite con el vinagre y añadir el perejil, el eneldo, el azúcar y salpimentar. Cortar la panceta en dados, freír y añadir a la ensalada previamente aliñada.
Para la ensalada de patatas: 1 kg de patatas - unos 5 pepinillos (si son del Spreewald mejor ;-) - 1 cebolla - 3 cucharadas de aceite de girasol - 5 cuchradas de vinagre de vino - sal y pimienta - una pizca de azúcar - 1 cucharada perejil fresco picado - 1 cucharada de eneldo fresco picado - 125 g panceta ahumada
Hacer una ensaladilla con las patatas cocidas, los pepinillos cortados en rodajas finas y la cebolla muy picada. Para el aliño mezclar el aceite con el vinagre y añadir el perejil, el eneldo, el azúcar y salpimentar. Cortar la panceta en dados, freír y añadir a la ensalada previamente aliñada.
Para las albóndigas: 1 rebanada gruesa de pan viejo - 2 cebollas - 20 de mantequilla - 500 g carne picada (mezclada) - 2 huevos - sal y pimienta - nuez moscada - pan rallado
Ablandar el pan en un poco de leche. Pelar y picar las cebollas y rehogarlas en la sartén. Escurrir bien el pan y ponerlo en una fuente junto con la carne picada, la cebolla rehogada, 1 huevo, sal, pimienta y la nuez moscada. Mezclarlo todo bien con las manos y dejar reposar unos 10 minutos. Después dividir la masa en 8 partes iguales y formar albóndigas. Rebozar pasando por el huevo batido primero y el pan rallado después, y freír en la sartén a fuego medio unos 6 minutos, dándoles vuelta para que se hagan bien por todos los lados. Servir con la ensalada y un poco de mostaza.
Ablandar el pan en un poco de leche. Pelar y picar las cebollas y rehogarlas en la sartén. Escurrir bien el pan y ponerlo en una fuente junto con la carne picada, la cebolla rehogada, 1 huevo, sal, pimienta y la nuez moscada. Mezclarlo todo bien con las manos y dejar reposar unos 10 minutos. Después dividir la masa en 8 partes iguales y formar albóndigas. Rebozar pasando por el huevo batido primero y el pan rallado después, y freír en la sartén a fuego medio unos 6 minutos, dándoles vuelta para que se hagan bien por todos los lados. Servir con la ensalada y un poco de mostaza.
hola noema,
ResponderEliminarPaco te ha dejado un regalito en el blog, ¡buenas noches!
hola! pues que mal es que se porten asi en esos paises, aunque como lo mencionastes no toda la gente es asi, y la receta se ve deliciosa la pondre en practica.
ResponderEliminarsaludos!
ajonjoli, a ver, a ver... ¿qué será?
ResponderEliminarHola poemas, no se portan mal en estos países, creo que no me he explicado bien si lo has entendido así, precisamente trato de explicar todo lo contrario, que no nos podemos fiar de nuestra forma de percibir las cosas cuando tratamos con otras gentes porque existen otros patrones culturales por el mundo además de los nuestros. Que como en todas partes ¡son buena gente, vamos! (claro que hay ovejas negras también, en todas partes cuecen habas, pero son siempre una minoría)!
Un abrazo :-D
Jajaja, tengo un amigo berlinés que tiene un sentido del humor muy particular y siempre nos explica anécdotas de autobuseros bordes :D:D:D
ResponderEliminarHola! Uno de los sitios a los que me gustaría ir es a Berlín. Quiero visitar la colección de Marlene Dietrich. Leí su biografía cuando era un chaval (el libro que escribió su hija) y me enamoré. Y luego, vi también documentales y cosas y siempre estaba ahí ese Berlinische Humor, que ella decía que era Himmlisch. Yo creo que más que gente borde son frescachones, con desparpajo. Los vieneses también son un poco así.
ResponderEliminarSaludetes
Marona, sí, los autobuseros se llevan la palma! Además suelen ser los primeros echt Berliner con los que nos topamos al llegar.
ResponderEliminarPaco, es cierto, la Dietrich habló mucho del Berliner Schnauze y es justo esa forma que has descrito, son frescachones y simpáticos, gente sana en ese aspecto. Me he visto en varias ocasiones defendiendo el carácter berlinés, sobre todo ante otros alemanes del Oeste, y siempre acabo diciéndoles que hay que aprender a quererlos. Pues nada, Berlín lo tienes a un tiro de piedra así que ya sabes, una escapadita...
Marona, Paco, me avisáis ¿eh? y preparamos algún "evento offline" ;-D
Un abrazo
Estupenda ensalada de patatas además sin gluten. Y respecto a las albóndigas, seguro ques estaban exquisitas, y en casa nos gustan mucho, aunque por supuesto utilizamos pan sin gluten.
ResponderEliminarBesotes,
Ana y Víctor.
Hola mujer; siempre vengo a darme una vueltita por tu blog, me gusta mucho y me permite conocer un poquitin de otro pais:
ResponderEliminarsabes, yo soy un poco distraida y el otro dia he dejado un mensaje a otro blog convencida que estaba dejando un mensaje en el tuyo: es que las dos cuentan muchas cosas sobre ese pais: y es una linda confusion porque el otro blog es hermoso tambien!
http://marionion.blogspot.com/
besos!
andrea