Este julio han tocado un par de semanas en pleno campo sajón. Como ya os conté hace tiempo aquí, para esta gente la hora del café es sagrada. Y como no hay café sin tarta, aquí la que firma, en pos de integrarse lo máximo con el entorno y facilitar en lo posible el entendimiento entre los pueblos, se sacrifica lo que haya que sacrificarse. Vamos, que si les gustan las tartas, por ahí no me van a pillar. Menos mal que encontré una tarta fresca y bien fría en esta revista (que tiene dicho sea de paso unas tartas de escándalo), porque con la caló que está haciendo por estos lares, no estaba el horno para tartas.
¡Buen agosto a los que todavía andéis por ahí!
Ingredientes
Para el bizcocho
100 g azúcar
80 g harina
3 huevos
Para el relleno
300 g yogur natural cremoso
150 g nata
1 melón pequeño tipo Galia
70 g azúcar
8 láminas de gelatina
ralladura y zumo de un limón
Decoración
1 trozo de sandía, 2 kiwis
Elaboración
El bizcocho: Precalentamos el horno a 175 °C. Batimos los huevos con el azúcar unos cinco minutos hasta obtener una mezcla espumosa. Entonces tamizamos la harina encima uniéndola con movimientos envolventes. Engrasamos un molde de fondo desmontable (de unos 22 cm de diámetro), vertemos la mezcla y horneamos unos 30 minutos. Sacamos y dejamos enfriar.
El relleno: Ablandamos durante 5-8 minutos las hojas de gelatina en agua fría (o según indique el paquete). Partimos el melón Galia por la mitad y con un sacabolas o cuchara parisina (o una cucharilla pequeña en su defecto) sacamos el mayor número de bolas de melón posibles, que reservamos para más tarde. Aprovechamos los restos de fruta del melón, que trituramos con el azúcar, la ralladura y el zumo del limón. Sacamos las láminas de gelatina del agua, las escurrimos bien y las derretimos en un cazo a fuego medio sin que llegue a hervir. Añadimos dos cucharadas del puré de melón y removemos bien. Añadimos después al resto del puré e incorporamos el yogur. Metemos en la nevera a enfriar durante media hora aproximadamente, hasta que la mezcla empiece a gelificar. Durante este tiempo montamos la nata que añadiremos finalmente a la mezcla de yogur.
Cortamos el bizcocho por la mitad, en horizontal, y colocamos la base dentro de un aro para tartas (o un molde redondo sin la base desmontable si no tenemos un aro especial). Colocamos encima la mitad de las bolas de melón que habíamos reservado. Cubrimos con la mitad de la crema de yogur. Colocamos la mitad superior del bizcocho y cubrimos con el resto de la crema alisando la superficie. Cubrimos el molde con papel transparente y lo metemos en la nevera a enfriar unas dos horas. Una hora antes de servir la tarta, la metemos en el congelador.
El acabado: Con la cuchara parisina sacamos bolas del resto de las frutas (sandía, kiwis) con los que decoraremos la tarta antes de servir.
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Que pinta más buena, eres toda una señora repostera!
ResponderEliminarSerá que viene de familia? ;)
EliminarUyyyyyyyyyyyyyyy, chiquilla, hiciste bien. Cómo vas a quedar atrás y no preparar una tarta para el café. Or the tea... No, no. Hay que fundirse con el paisaje y eso hiciste. Y, qué te voy a contar. Que te quedó de escándalo. Hacía tiempo que no veía una tarta que me apeteciera tanto. Y qué linda y veraniega, oiga Vd.
ResponderEliminarPerfecta.
Muchos besitos y disfruta de esas tierras...
Jeje, una se "esfuerza" lo que puede por la integración, ya ves ;)
EliminarCuando vi la tarta en la revista también me llamó (a pesar de que al final también lleve horno), el frescor de la fruta pudo más.
¡Buena, e indolora, vuelta de las vacaciones!
Ah, la hora del café y el Kuchen! En clase de alemán el profe nos contó lo mismo, la costumbre casi sagrada y lo normal que es que te sirvan una tarta casera o unas pastas :).
ResponderEliminarTremebunda esta tarta. La revista Lecker es un pecado mortal, yo tengo algunas guardadas y están llenas de pasteles de este tipo! Te ha quedado de escándalo.
Un abrazo
Jaja, me alegra que tu profe de alemán confirme lo dicho :)
EliminarEsta es de la "Lecker Bakery", la edición especial, creo que sacan una por estación. Ya tengo ganas de agarrar la de otoño.
Na? Wie läuft es denn so mit der schööönen deutschen Sprache?
Si es que hay que hacer esfuerzos sobrehumanos en aras de la integración ¡qué me vas a contar a mí! ¡La vida del emigrante es taaaan dura! Pero el corazón se gana por la estómago, y eso no sólo vale para los hombres :-)
ResponderEliminarCreo que tengo que ir dejando atrás mis prejuicios, y lanzarme de una vez por todas al mundo de las tartas y repostería en general. Un toque dulce nunca viene mal.
¿Verdad que sí? Nos estamos gananado al menos un nóbel de la paz por la tarea de entendimiento entre los pueblos que estamos haciendo.
Eliminar¿Qué prejuicios tienes tú con la repostería, a ver...!?
O el Príncipe de Asturias de la Concordia, por aquello de hacer un poco de patria :-)
EliminarLa repostería siempre me ha parecido fuera de mi alcance, y nunca me he atravido en serio con ella. Sólo he hecho algo cuando he estado muy muy muy inspirado y preparado emocionalmente para el fracaso. Yo me considero a mí mismo como un cocinero de venta de carretera, que hace unos guisotes de caldo espeso estupendos :-)
Que tarta tan maravillosa, además de que seguro está exquisita es que es preciosa!!
ResponderEliminarTomo buena nota y me quedo en tu cocina!!
Te invito a conocer la mía!!
Besoss
AQUÍ EN ESTE HEMISFERIOS COMIENZA LA TEMPORADA DE MELONES Y SANDIAS ASÍ QUE HABRÁ QUE PROBAR ESTA DELICIA DE RECETA.
ResponderEliminarBESOS
Como va todo? Muchos besicos sorianos:)
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