Llegado finales de abril, una de las excursiones casi de rigor de muchos berlineses es el pequeño pueblo de Beelitz, en el estado de Brandeburgo. Y ¿qué tiene este pueblo que no tengan otros? Muy sencillo: espárragos.
Allá donde fueres, haz lo que vieres, y eso es lo que hemos hecho este sábado aprovechando el buen tiempo.
Salir de Berlín, sea en la dirección que sea, implica pasar por el estado de Brandeburgo que rodea la capital federal. No hay que olvidar que Brandeburgo perteneció hasta 1989 a la República Democrática Alemana y suponía para los berlineses del Oeste estar "aislados" en su pequeño enclave. En dirección sudoeste, y pasada la ciudad de Potsdam, capital de Brandeburgo, llegamos a Werder an der Havel que durante este fin de semana celebraba además su gran Fiesta Floral.
Allá donde fueres, haz lo que vieres, y eso es lo que hemos hecho este sábado aprovechando el buen tiempo.
Salir de Berlín, sea en la dirección que sea, implica pasar por el estado de Brandeburgo que rodea la capital federal. No hay que olvidar que Brandeburgo perteneció hasta 1989 a la República Democrática Alemana y suponía para los berlineses del Oeste estar "aislados" en su pequeño enclave. En dirección sudoeste, y pasada la ciudad de Potsdam, capital de Brandeburgo, llegamos a Werder an der Havel que durante este fin de semana celebraba además su gran Fiesta Floral.
Dejamos Werder para seguir hacia Lehnin y visitar su abadía cisterciense cuya fundación data del siglo XII. Durante todo el verano se puede asistir a los conciertos clásicos que se celebran en la abadía.
Y finalmente tomamos rumbo hacia nuestro destino final, la pequeña localidad de Beelitz que da nombre al tipo de espárrago que se cultiva en la comarca. Principalmente es espárrago blanco, aunque en los últimos años también empieza a popularizarse el verde. De abril a junio pueden comprarse en muchos puestos de temporada por todo Berlín y no puede faltar en ninguna carta de restaurante. Sin embargo, siempre es más divertido acercarse hasta Beelitz donde ya de camino encontramos muchas fincas dedicadas exclusivamente al cultivo de espárragos y donde puede comprarse el espárrago directamente o degustarse en el restaurante que casi todas estas fincas tienen. En Beelitz, adonde se llega por la Ruta del Espárrago, hay además un museo, una fiesta y una reina del espárrago. Los platos que probamos estaban realmente deliciosos.