Siempre que tengo visitas de fuera, me suelen pedir ir a comer a un restaurante típico alemán. Así que pregunto a amigos y conocidos si tienen alguna recomendación. La reacción es siempre la misma:
¿Un restaurante típico alemán? ¿Para qué quieres ir a un restaurante alemán? ¡Si en Berlín tienes tantas otras opciones!
Para mí no deja de resultar curioso. ¿Os imagináis esta reacción en España?
¡¿Un restaurante con comida típica española?! ¡¿Pero qué se te ha perdido en un sitio así?! Impensable ¿o no?
Supongo que esta falta de autoestima respecto a la cocina tiene mucho que ver con la educación recibida en Alemania tras la guerra y, prácticamente, hasta la actualidad, donde cualquier símbolo de exaltación de lo propio se considera relacionado a un pasado demasiado reciente en la memoria colectiva.
Sin embargo, esto está cambiando, y las nuevas generaciones se están plantando y haciendo cara a esta educación en la autoculpa. Reivindicando su identidad sin tener que caer en ello en estereotipos pasados. La cocina como producto cultural refleja también este cambio. Desde hace unos años hay cada vez más cocineros que trabajan sobre la cocina regional tradicional preparándola según el estilo de la nouvelle cuisine, la
Neue Deutsche Küche o nueva cocina alemana. Yo quiero poner mi miguita de pan desde mi perspectiva.
El plato que he hecho hoy no es, ni pretende ser, nueva cocina, sino cocina regional típica en Alemania y
Europa Central: los
Knödel, Klösse o
Klößchen (cada región tiene un nombre para ellos), una masa, que varía según la receta, pero que tiene en común la cocción en agua o al vapor. Yo he elegido esta vez la masa con base de pan y tocino, los vegetarianos pueden simplemente preparala sin tocino. Otra base muy común es la de patata.
Ingredientes300 g de pan (del día anterior)
100 g de panceta
media cebolla mediana
10 g de mantequilla
3 huevos
250 ml leche
4 cucharadas de perejil picado
2-3 cucharadas de harina
sal
PreparaciónCortar el pan en dados de aprox. 1 cm y colocar en una fuente profunda. Cortar también la panceta fresca y freir a fuego medio en una sartén. Añadir la cebolla también cortada en pequeño y rehogar hasta que esté transparente, añadir entonces el perejil.
Este refrito se incorpora a las migas de pan. Batir aparte los huevos con la leche y añadir a la mezcla anterior. Incorporar finalmente la mantequilla y la harina, sazonar a gusto y amasar todo bien, aplastar la masa y dejarla reposar una media hora.
Poner a hervir agua con sal en una cazuela. Formar con las manos húmedas 6 bolas grandes y echarlas con cuidado al agua en ebullición. Hervir durante unos 15 minutos o hasta que las bolas hayan subido a la superficie y floten (puede que se peguen al fondo, en tal caso despegarlas cuidadosamente con una cuchara). Sacar con una espumadera y escurrir bien.
Los Knödel tienen muchísimos usos en la cocina, en sopa como aquí, como guarnición para platos de carne o
solos como plato pricipal, y hasta en postres: como el estupendo
Marillen-Knödel austríaco, relleno de albaricoque (seguro que
Marona nos puede contar algo sobre él :-). Yo he empezado con los salados, y con la sopa, Knödel en caldo de verduras: